sábado, 1 de septiembre de 2007

Los 80 Que No Miramos - Segunda Entrega




















Estoy hasta acá arriba de Franz Ferdinand. No es que su música sea mala. No, definitivamente no es eso. Lo que me pasa es que - para variar - creo que su éxito es desmedido. O sea, ellos lo único que querían era hacer música para hacer bailar a las chicas y vaya si lo lograron! Atesoran un puñado de hits instantáneos, una habilidad tremenda para los ralentis, quiebres y cambios de ritmo, algunas letras interesantes y riffs infecciosos montados sobre una base de pulso dance apta para las pistas mundiales (prueba de ello son los incontables remixes que los más diversos artistas han hecho de sus temas, lo cual no hace otra cosa que confirmar que sus canciones ya tienen incorporados los genes que hacen mover la patita). Pero me fui por las ramas y hay algo que me sigue molestando: sucede que esto ya lo hicieron otros grupos mucho tiempo antes, mucho mejor y sin un ápice del éxito de los Ferdinand. Porque basta escuchar los discos de Orange Juice, Subway Sect y sobre todo de Josef K para darse cuenta que todos los elementos que hoy efectivamente hacen delirar a las chicas - y chicos, por que no - ya estaban ahí a comienzos de los 80 esa década injustamente ninguneada, o maltratada si nos atenemos a la concepción borrosa y limitada que arrojan los compilados del ochentoso de Matías Martin.

¿De que hablamos cuando hablamos de Josef K? En primer lugar del personaje principal de El Proceso, el libro de Franz Kafka. En segundo lugar, de una enorme banda escocesa que tomó el nombre de ese atribulado personaje y lo hizo carne en su novedosa amalgama musical: una combinación inspirada de guitarras filosas y limpias - sin distorsión -, ritmos acelerados con un marcado groove funk, pinceladas electrónicas y la impresionante voz de ultratumba de Paul Haig. La banda surge en Edimburgo a principios de 1980 y luego de algunas presentaciones captan la atención de Alan Horne, fundador del legendario Postcard Records y una figura equiparable a Tony Wilson en lo que respecta a fogonear una escena y creer ciegamente en las posibilidades de grupos desconocidos. Así, fichados para Postcard Records, entablan una suerte de competencia con Orange Juice, la otra banda estrella del sello, que desde Glasgow mantiene encendida la llama viva de una rivalidad amistosa generada por la mutua admiración. Ciertamente, ambas bandas comparten similitudes tanto en su sonido como en el desgano apasionado y anti-rock de sus vocalistas, aunque en el caso de Josef K, los temas son bastante más densos y oscuros y muestran evidentes señales de la fragilidad depresiva de su líder Paul Haig. Es que, como dice Haig en palabras recogidas por Simon Reynolds para su increíble libro Rip It Up And Start Again, mientras que Edwyn Collins - de Orange Juice -estaba leyendo El Cazador Oculto, ellos estaban más concentrados en El Proceso y eso dice mucho de las diferencias de tono entre una y otra banda. En ese sentido, las comparaciones con Joy Division no son desacertadas. De hecho, ese temazo que es It´s Kinda Funny está inspirado en la muerte de Ian Curtis.

Luego de dos singles impresionantes - Radio Drill Time y el mencionado It´s Kinda Funny - la banda comienza la grabación de Sorry For Laughing, un disco cuyo sonido no satisfizo ni a la banda ni a Alan Horne y que jamás sería editado oficialmente. Unos meses después la banda se encierra y en una semana registran The Only Fun In Town, su debut oficial editado en 1981 y lamentablemente, también su despedida ya que poco tiempo después la banda se separaría.

Volviendo a Franz Ferdinand, no seamos tan duros con ellos. De última, reconozcámosle el mérito de haberse fijado en una época olvidada y de haber adoptado esa urgencia a mitad de camino entre el post punk y la new wave con que las bandas escocesas agitaron la escena a principios de los 80. Además, gracias al éxito de Franz Ferdinand, su sello - Domino - decidió poner en funcionamiento sus dotes arqueológicas, revolver los archivos y echar luz sobre ciertos rincones que juntaron moho por demasiado tiempo. Gracias a ese renovado interés, hoy podemos acceder a esos singles brillantes, ese disco abortado y a una selección de los temas que integraron aquel debut, los que junto con una presentación en el programa de John Peel conforman la heterogénea e irresistible propuesta de Entomology, editado por Domino en 2006.

Y como en Serge&Destroy nos gusta compartir, acá abajo está el link para bajarse el disco y de bonus va también el link de descarga para The Glasgow School, el compilado de Orange Juice que, con un criterio similar, Domino editó en 2005.

Josef K – Entomology

Orange Juice – The Glasgow School